Desde tiempos inmemoriales, las civilizaciones antiguas han narrado la existencia de seres no humanos que habitan en las profundidades de la Tierra y ocasionalmente emergen para interactuar con los humanos. ¿Podría esto ser un indicio de la presencia de bases subterráneas desde hace siglos?
Un grupo de académicos ha comenzado a examinar esta posibilidad, incluso sugiriendo un origen criptoterrestre para estos seres.
Un reciente estudio realizado por investigadores de Harvard presenta la «hipótesis criptoterrestre» como una explicación para los OVNIs, afirmando que civilizaciones extremadamente avanzadas podrían estar utilizando bases subterráneas en nuestro planeta. Según Hermann Oberth, uno de los pioneros de la astronáutica, «los platillos voladores son reales y provienen de otro sistema solar».
Oberth sugirió que estos objetos podrían estar tripulados por observadores inteligentes que llevan siglos investigando la Tierra. En esta línea, científicos de Harvard han propuesto recientemente que una civilización avanzada podría habitar en el subsuelo o incluso en una base dentro de la Luna. Esta hipótesis fue publicada en Philosophy & Cosmology bajo el título: La hipótesis criptoterrestre: un caso para la apertura científica hacia una explicación terrestre oculta para fenómenos anómalos no identificados.
Los autores del estudio, Tim Lomas, Brendan Case y Michael Paul Masters, defienden la posibilidad de que los llamados «criptoterrestres» puedan ser la explicación detrás de los fenómenos anómalos no identificados observados en todo el mundo. Estos académicos se suman a las afirmaciones del astrónomo Avi Loeb, quien ha sostenido durante años que los extraterrestres podrían estar entre nosotros. Por su parte, Masters, un antropólogo biológico, sugirió que estos «extraterrestres» podrían ser humanos del futuro que han dominado el viaje en el tiempo, una teoría que ha ganado fuerza a lo largo de los años debido a la cantidad de relatos sobre avistamientos.
El Dr. Michael A. Persinger, profesor de psicología, observó que, a lo largo de la historia humana, en diversas culturas, personas han informado de encuentros con humanoides asociados con objetos voladores extraños. Esta narrativa sugiere que la observación de OVNIs y el contacto con seres de otro mundo es una de las historias más antiguas de la humanidad. Los autores de Harvard especulan que estos seres inteligentes podrían haber pasado a la clandestinidad hasta que la humanidad esté lista para el contacto, sugiriendo que lo que vemos en los cielos podría ser mucho más avanzado de lo que podemos comprender.
Aunque la idea de civilizaciones subterráneas ha resurgido recientemente, no es nueva. En 1963, el famoso astrónomo Carl Sagan planteó la posibilidad de que artefactos de civilizaciones galácticas anteriores pudieran estar escondidos en el sistema solar, siendo la Luna un lugar ideal para ocultar bases. Además, documentos desclasificados de la CIA y Wikileaks han revelado que se han considerado o construido bases en la Luna desde hace décadas. En la década de 1960, por ejemplo, la URSS discutía la construcción de bases lunares, algo que también aparece en documentos estadounidenses desclasificados.
También hay referencias intrigantes al programa de «visión remota» de la CIA, donde se entrenaba a personas para describir lugares geográficos sin estar físicamente presentes. Este programa, conocido como STARGATE, se extendió durante más de 25 años y algunos de sus participantes afirman haber descrito bases extraterrestres en la Tierra.
Un documento de 1988 sugiere la existencia de una «base de la federación galáctica» en la Tierra, lo que ha generado gran especulación. Entre los que respaldan estas afirmaciones se encuentra Lyn Buchanan, quien asegura que existen cinco bases extraterrestres en nuestro planeta, todas ocultas en montañas. Otro observador remoto, Pat Price, afirmó haber detectado bases bajo el Monte Ziel en Australia, el Monte Perdido en los Pirineos, el Monte Inyangani en Zimbabue y el Monte Hayes en Alaska.
Haim Eshed, exjefe del Programa Espacial de Israel, también ha declarado que los extraterrestres han estado en contacto con los gobiernos de la Tierra durante años, pero han pedido que no se anuncie públicamente su presencia, pues la humanidad «aún no está preparada».
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Las narraciones de civilizaciones subterráneas no solo provienen de documentos desclasificados o estudios académicos. Los relatos de pueblos indígenas, como los Cherokee, hablan de la «Gente de la Luna», seres de piel azul y ojos grandes que vivían bajo la Tierra y solo salían por la noche. Estos mitos y leyendas, que se encuentran en muchas culturas, refuerzan la idea de que la vida bajo la superficie de la Tierra no es un concepto nuevo.
Además de estas teorías, surge la pregunta sobre qué han logrado los seres humanos bajo tierra. Se sabe que gran parte de la tecnología avanzada y los proyectos subterráneos están clasificados como Programas de Acceso Especial (SAP), que no son públicos. Algunos expertos sugieren que parte de los trillones de dólares gastados en gastos no autorizados podrían haber sido destinados a la construcción de bases subterráneas. En un informe de 1987, Lloyd A. Duscha, del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU., mencionó la participación en la construcción de complejas bases subterráneas, como la base NORAD en la Montaña Cheyenne, y en otros proyectos clasificados.
En definitiva, la posibilidad de bases subterráneas en la Tierra y la Luna, ya sean humanas o extraterrestres, sigue siendo un tema intrigante que ha capturado la imaginación de académicos y entusiastas por igual. Aunque muchos de estos relatos se encuentren envueltos en especulación, hay suficientes indicios como para seguir investigando este fenómeno que, a lo largo de los siglos, ha despertado tanto escepticismo como fascinación.
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