Un residente de Los Ángeles ha compartido una impactante experiencia en la que afirma haber presenciado cómo seres extraterrestres escapaban de una nave estrellada en el desierto. Además, asegura tener en su posesión un fragmento de la nave como prueba de su relato.
José Padilla, quien tenía apenas nueve años en ese momento, vivía en San Antonio, Nuevo México, cuando él y un amigo hicieron un sorprendente hallazgo: un OVNI con una forma inusual que describieron como la de un aguacate.
El evento tuvo lugar en 1945, mientras los dos niños estaban montando a caballo en el desierto, a unos 20 kilómetros de la zona de pruebas nucleares de Trinity. Este sitio es conocido por ser el lugar donde Robert Oppenheimer y el equipo del Proyecto Manhattan detonaron la primera bomba atómica del mundo.
Al principio, Padilla pensó que el estruendoso ruido que escuchó era otra detonación de prueba nuclear.
Le dije a mi amigo que probablemente se trataba de otra prueba de bomba.
Relató Padilla a CBS News Los Ángeles. Sin embargo, al ver el humo saliendo del suelo, se dio cuenta de que no era una explosión nuclear. “No era una bomba; mira el humo que emana del suelo”, le dijo a su amigo.
Al investigar más de cerca, el humo parecía provenir de un avión estrellado. En ese momento, tres extraterrestres emergieron de la nave y comenzaron a moverse de manera errática, “pavoneándose y corriendo en círculos”, según Padilla. Aunque los extraterrestres estaban en una situación complicada, Padilla no sintió miedo. Comentó que los seres alienígenas “se habían estrellado en el rancho de mi padre y necesitaban ayuda”.
Durante los diez días siguientes, el área fue ocupada por fuerzas militares que se encargaron de limpiar los restos de la nave mientras Padilla y su amigo observaban desde una colina cercana, a pesar de las advertencias de mantenerse alejados.
Nos escondíamos detrás de los cactus.
Explicó Padilla.
Una vez que los soldados se retiraron, Padilla y su amigo se aventuraron dentro de la nave abandonada. Los extraterrestres ya no estaban, lo que le permitió a Padilla llevarse un pequeño “dial” del interior de la nave. Este objeto fue guardado en su garaje durante años.
El artefacto fue analizado en 2015 por Frontier Analysis, un laboratorio químico con sede en Ohio. El análisis reveló que el fragmento estaba compuesto por una aleación de aluminio, silicio y cobre, elementos que comúnmente se encuentran en componentes de motores. Sin embargo, el informe también dejó abierta la posibilidad de que los metales pudieran tener un origen extraterrestre. “Nadie sabe exactamente qué es”, comentó el laboratorio.
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Con el paso de los años, Padilla se trasladó de San Antonio a Rowland Heights, en Los Ángeles, donde estableció una familia. A pesar del tiempo transcurrido, el misterioso artefacto siempre ha estado guardado con él.
En 2012, Padilla y su amigo fueron entrevistados por Paola Harris, una periodista de investigación y especialista en OVNIs. Harris estaba investigando un testimonio relacionado con el hijo de William Brophy, un piloto de la Segunda Guerra Mundial. Según el hijo de Brophy, una de las últimas misiones de su padre incluyó un vuelo sobre la zona donde, según Padilla, se estrelló el OVNI. Harris relató a CBS Los Ángeles que Brophy habría visto a dos niños a caballo duran te uno de esos vuelos, y ella cree que esos niños eran Padilla y su amigo.
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